jueves, 8 de octubre de 2015

La Verdad sobre el Agua de Mar

AGUA DE MAR
Los laboratorios, son los principales interesados en que la población no conozca los beneficios que se derivan del consumo de agua de mar y, por el contrario, que sigamos creyendo que el agua de mar no es apta para el consumo humano.

Vamos a explicar 
Primero hablemos de  la sal que más suponemos conocer, la que usamos cotidianamente en nuestra cocina y en nuestras mesas familiares. ¿Qué dicen de ésta los promotores de la alimentación y la salud “alternativas”? Sal de mesa “refinada” para asegurar que nos enfermemos Ellos dicen que, a diferencia de la sal marina pura, que contiene 84 elementos de gran valor para la salud humana, durante el proceso de “fabricación” de la sal fina (o de mesa), ésta es “lavada”, proceso durante el cual pierde algas microscópicas que fijan el yodo natural en el organismo, y que éste es importante para la prevención del bocio. También se elimina azufre, magnesio, calcio y otros elementos esenciales, con el propósito declarado de “blanquear” el producto y hacerlo más vistoso para los consumidores.
Pero ahí no termina el proceso de industrialización. Una vez “blanqueada”, la sal fina es “enriquecida” con aditivos químicos que evitan la formación de cálculos, pero estos químicos no son naturales y resultan perjudiciales para la salud. Y aunque la sal fina es más agradable a la vista, cuando la probamos en grandes cantidades resulta desagradable al paladar, mientras que una piedra de sal marina puede llegar a ser muy agradable.
La sal sin refinar provee al cuerpo numerosos minerales esenciales, en cambio la refinada, además de haber sido despojada de casi todos ellos (salvo dos), contiene aditivos dañinos y silicato de aluminio, uno de los principales causantes de la enfermedad de Alzheimer.
Ahora vamos un poco a los hechos: los promotores del consumo de agua de mar explican –y suena muy razonable– que el mar es como un delicioso y saludable “caldo”, producto de la disolución en sus aguas, durante millones y millones de años, de toda la riqueza vital de la tierra, arrastrada por ríos provenientes de montañas, llanuras, pantanos, rocas y cascadas, más el constante flujo y reflujo de las mareas carcomiendo las playas y acantilados de los miles de kilómetros de costas continentales e isleñas en toda la superficie del planeta, para no contar el propio lecho marino. Sobreviviendo con la “sopa” oceánica.
De hecho, “náufragos voluntarios” dispuestos a demostrar la falacia del supuesto de que el agua de mar no se puede tomar (si eres náufrago puedes morirte de sed y de hambre flotando sobre la más deliciosa sopa que pueda existir jamás), sobrevivieron días enteros bebiendo esa agua y alimentándose de ella. Claro: hay que saber cómo hacerlo, cosa que explicaremos inmediatamente.
El agua de mar tiene una concentración de 36 gramos de sal por litro, mientras que nuestro organismo tiene 9 gramos por litro. Si tomáramos el agua marina así sin más, la concentración de sal en nuestro cuerpo subiría tanto que los tejidos deberían liberar agua para que la concentración de sales volviera a 9 gramos por litro. Eso conduciría a diarreas y a la deshidratación. La solución puesta en práctica durante el experimento fue tomar una cucharada de agua de mar cada veinte minutos, bebiéndola muy lentamente para dejar que la saliva redujera la salinidad del agua ingerida.
Otra manera de tomar el agua de mar, si no somos náufragos y tenemos acceso a esa agua en nuestra vida cotidiana –según explican los expertos– es hacerlo “de forma isotónica”: rebajando el agua de mar con agua dulce, o añadiendo agua de mar al agua dulce. Considerando que la cantidad de sales recomendada es de unos 9 gramos al día, y sabiendo que la salinidad del agua de mar es de 36 gramos por litro, la cantidad de agua de mar recomendada es de un cuarto de litro por día.
Además de las sugerencias previas, los expertos recomiendan verificar que no seamos intolerantes al agua de mar, lo que podemos hacer comenzando por pequeñas cantidades hasta asegurarnos de que nos sienta bien. Algunas personas, además, son más propensas que otras a sufrir diarreas al beber agua de mar, lo que resulta una razón adicional para ir incrementando las cantidades de a poco. Una sugerencia general es mezclar el agua de mar con zumos, o con agua normal mezclada con unas gotas de limón. Esto ayuda a habituarnos a beber esta agua sin aborrecerla en las primeras etapas. Por cierto, también tenemos que asegurarnos de no sufrir alguna enfermedad en la que la ingesta de sal sea contraproducente (aunque la hipertensión es un capítulo aparte, según veremos unas líneas más abajo). Cocinar con agua de mar

La sal común y sus enfermedades asociadas:
Hipertensión arterial
Edemas
Eclampsia o pre-eclampsia
Arteriosclerosis cerebral
Arteriosclerosis
Cálculos renales
Cálculos vesicales Cálculos biliares
Hipoplasia de la tiroides
Nódulos en la tiroides
Disfunción de la paratiroides
Entre las funciones más importantes de la sal marina, se destacan:
Regula la presión arterial, junto con el agua.
Extrae el exceso de acidez de las células del cuerpo, en especial las del cerebro.
Equilibra los niveles de azúcar en la sangre, importante para los diabéticos.
Es esencial para generar energía en las células del cuerpo.
Es importante en la absorción de nutrientes a través del tracto intestinal.
Limpia los pulmones de mucosidad, importante para asmáticos y enfermos de fibrosis quística.
Limpia el catarro y la congestión de los senos paranasales. Antihistamínico natural.
Previene los calambres musculares.
Previene la excesiva producción de saliva. La saliva que fluye mientras se duerme es señal de deficiencia de sal.
Aporta dureza a los huesos. La deficiencia de sal, o comer sal refinada, es una de las principales causas de la osteoporosis.
Regula el sueño, actuando como un hipnótico natural.
Previene la gota y la artritis gotosa.
Es vital para mantener la libido y la sexualidad.
Previene las varices y las venas de araña en piernas y muslos.

MÚLTIPLES VENTAJAS
El autor de esta publicación, Mariano Arnal, quiere romper con el mito que el agua de mar no se puede beber pero va más allá y destaca sus excelentes propiedades y defiende su uso habitual como forma para mejorar nuestra calidad de vida. El agua marina, según explica el libro, tiene un valor único ya que tomándola facilitamos al cuerpo todos los elementos de la tabla periódica, lo cual no se puede conseguir con ningún otro alimento o bebida.
El libro explica algunas de las propiedades del agua que mencionamos someramente (se puede profundizar sobre ellas en el libro): alcalinizador del medio interno (si tenemos un pH alcalino será más difícil que desarrollemos enfermedades), regulador del medio interno, nutriente celular, reconstituyente, dentífrico y colutorio, laxante, purgante, desinfectante y cicatrizante para infecciones de boca, estomacal y neutralizador de la acidez de estómago. Además, tomada antes de comer calma el apetito, lo cual la hace apropiada para perder peso.

SÍ SE PUEDE BEBER
Arnal quiere romper con el mito que una persona no puede vivir más de 3 días bebiendo exclusivamente agua de mar y explica una experiencia en la que él y unos compañeros hicieron en Fuerteventura. Un grupo de ellos afrontó el reto de ser náufragos voluntarios y sobrevivir tomando únicamente agua. El experimento fue un éxito. Luego, ¿por qué hay náufragos que mueren al tomar agua? La respuesta es porque no se la beben adecuadamente.
El agua tiene una concentración de sales de 36 gramos de sal por litro de agua cuando nuestro medio interno tiene 9 gramos por litro. Si nos la tomamos tal cual, nuestra concentración de sal sube tanto que los tejidos del cuerpo deben liberar agua para que la proporción de sales del agua que hemos tomado vuelva a ser de 9 gramos por litro. Y eso conduce a diarreas y a la deshidratación. La solución en el experimento fue tomar una cucharada de agua de mar cada 20 minutos, bebiéndola muy despacio y dejando que la saliva redujera la salinidad del agua ingerida.

¿CÓMO BEBERLA EN EL DÍA A DÍA?
Y llegamos al quid de la cuestión: ¿cómo tomar el agua? Una forma, aunque no muy práctica en la vida cotidiana, es la que acabamos de mencionar. Otra manera más cómoda que explica el libro es beberla de forma isotónica. Eso se puede hacer rebajando agua de mar con agua dulce o bien añadiendo agua de mar al agua dulce.
Si tenemos en cuenta que la cantidad de sales recomendadas diariamente es de unos 9 gramos al día y partiendo de la base que el agua de mar tiene 36 gramos de sales por litro, la cantidad a tomar que recomienda Mariano Arnal es de un cuarto de litro de agua de mar al día mezclada con agua, zumos u otro tipo de bebida en una proporción de una parte de agua de mar por tres partes de la otra bebida.

PRECAUCIONES PREVIAS
El autor aconseja tomar tres precauciones antes de hacer el paso. La primera es comprobar que no somos intolerantes al agua de mar tomando pequeñas cantidades para verificar que sienta bien. La segunda es calcular la cantidad y frecuencia de bebida ya que hay gente que es más propensa que otra a tener diarrea al beber agua de mar. La tercera es hacer mezclas con zumos o bien con agua normal con unas gotas de limón. Este último truco es bueno para no aborrecer el agua de mar antes de habernos habituado a beberla.
Todo esto dando por supuesto que no sufrimos ninguna enfermedad en la que la ingesta de sal sea contraproducente.

OTRAS FORMAS DE TOMARLA
Si no se quiere llegar a ese extremo o como paso intermedio, el libro asegura que es bueno enriquecer el agua normal aunque sea con un tapón por litro con lo que conseguimos una excelente agua mineral con más componentes que cualquier de las aguas de manantial.
Hay otras formas de tomar la sal para finalidades más concretas. Por ejemplo, se puede tomar hipertónica (sin diluir) y en cantidad abundante si queremos que actúe como laxante o purgante. Y podemos ingerirla igualmente hipertónica pero en pequeños sorbos como desinfectante bucal, dentífrico o colutorio.

SAL LÍQUIDA PARA LA COCINA
Otro uso muy apropiado del agua de mar es en la cocina. El autor es contrario a la sal de cocina convencional ya que, según explica, debido a los intereses industriales, es una sal muerta que sólo tiene cloruro de sodio y, en los mejores de los casos, yodo. Esta sal empobrecida nos priva de los muchos elementos beneficiosos del agua del mar por lo que usarla proporciona un gran enriquecimiento de nuestra dieta.
A modo de atención, el libro alerta de la gran cantidad de sal que la industria añade a los alimentos que ya de por sí sola supera la capacidad que tienen los riñones para asimilarla y aboga por un uso más racional de la sal en la industria alimentaria y un control de los alimentos que tomamos.

En definitiva, “Cómo beber agua de mar” es una buena guía práctica para aquellos que quieran hacer el paso e incorporar el agua de mar en su dieta diaria o para usarla puntualmente y aprovechar sus propiedades.
El agua de mar resulta muy apropiada para cocinar. Como ya hemos explicado, debido a los intereses industriales la sal comercial (la sal fina o “de mesa”) es una sal “muerta”, en la que solo se ha preservado el cloruro de sodio y, en el mejor de los casos, yodo, además de los aditivos químicos perjudiciales para la salud. Contrariamente, el agua de mar contiene muchos elementos muy beneficiosos, por lo que proporciona un gran enriquecimiento a nuestra dieta.
Para darle una vuelta más a la cuestión, la sal refinada resulta perjudicial para la salud por su alto contenido de sodio, que favorece la hipertensión y la retención de líquidos. Eso no sucede con la sal marina, al punto que los hipertensos pueden consumirla con moderación y con supervisión médica, ya que su contenido de sodio es mucho menor. Una paulatina incorporación a la dieta de recetas que incorporen sal marina produce una lenta modificación de los hábitos alimenticios, con una mejora en la salud como resultado general y a largo plazo.

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