Calentamiento
global: ¿mito o realidad?
Es necesario que salga a la luz
pública la verdad tocante al calentamiento global, supuestamente provocado por
el hombre, porque la mayoría de los medios noticiosos del mundo se han unido a
la campaña de alarmismo y desinformación llevada a cabo por los ideólogos
ambientalistas modernos. El asunto no es si el planeta tierra pasa por cambios
climáticos en el presente, sino si estos cambios son provocados por la
actividad humana. El cambio climático no es un invento: a través de los siglos
ha sido la norma para el globo terráqueo y no la excepción. Lo que sí es un
mito es que el ser humano sea el principal causante del calentamiento global.
Los expertos en el asunto nos aseguran que el clima del planeta Tierra jamás ha
sido estable, aun en épocas en que no existían emisiones de dióxido de carbono
(CO2) por la combustión de hidrocarburos. Los ideólogos ambientalistas, no
obstante, aseguran que los seres humanos somos en gran parte responsables del
supuesto recalentamiento actual de nuestro planeta.
El actual movimiento ambientalista es una
ideología política extremista que sigue adquiriendo auge, y ha llegado a
convertirse en una religión para muchos en el mundo. Uno de los principales
líderes y exponentes en la nueva ecoteología de la religión ambientalista, con
el calentamiento global producido por el hombre como doctrinal cardinal, es el
ex vicepresidente de EE.UU., y actualmente convertido en ecoprofeta, Al Gore,
quien en octubre de 2007 fuera galardonado con el Premio Nobel de la Paz,
compartido con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU.
(Aún no he encontrado quién me explique qué relación puede existir entre la paz
mundial y el alarmismo de Al Gore tocante al calentamiento global.)
En un informe del Senado de
EE.UU., publicado el pasado 20 de diciembre, más de 400 científicos
prestigiosos de varios países expresaron objeciones categóricas a importantes
aspectos del llamado “consenso” sobre el calentamiento global provocado por el
hombre. Los científicos, muchos actuales y otros antiguos integrantes del Panel
Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en
inglés), criticaron las aseveraciones sobre el clima global pronunciadas por el
ex vicepresidente Al Gore y el IPCC. De manera que no existe tal “consenso”, ni
ha existido nunca, como los ideólogos ambientalistas y la prensa liberal que
les hace el juego quieren hacernos creer.
El malo de la película
Como era de esperarse, los ideólogos
ambientalistas consideran que EE.UU. es “el malo de esta película”, porque esta
gran nación produce una enorme cantidad de CO2 anualmente y además se ha negado
a suscribirse al Tratado de Kioto. Es cierto que EE.UU. produce grandes
cantidades de CO2. No obstante, con esas emisiones de CO2 EE.UU. produce más
del 30 por ciento de las cosas que el resto del mundo desea, y otros artículos
que el mundo necesita y que en muchos casos nadie más puede producir, por
ejemplo: alimentos, adelantos médicos, tecnologías de toda índole, y
capacidades para la defensa de la libertad a nivel mundial.
No es un secreto, sin embargo,
que los países socialistas causaron las mayores catástrofes ambientales del
siglo XX. Los comunistas soviéticos, durante las décadas de los 50, 60 y 70,
fueron probablemente los peores villanos de la historia.
Paul Driessen, geólogo y ecólogo,
autor del libro titulado
Eco-Imperialism: Green Power – Black Death,(Ecoimperialismo: poder
verde-muerte negra) en un artículo publicado recientemente, titulado Climate
Change Rallies, Realities, and Sacrifices (Cambio climático, concentraciones,
realidades y sacrificios), afirma lo siguiente: “Los hidrocarburos en la
actualidad proporcionan el 85 por ciento de la energía utilizada en EEUU. La
reducción sólo del 25 por ciento de las emisiones significaría una disminución
considerable de la utilización de estos combustibles, tener que pagar mucho más
para el control y la captura las emisiones, alterar radicalmente los estilos de
vida de los ciudadanos y por ende disminuir considerablemente sus estándares de
vida. Las familias se verían obligadas al racionamiento, puesto en vigor por la
Agencia de Protección Ambiental, los juzgados, la policía ambiental y los
chivatos patrióticos. Una reducción que supere el 25 por ciento exigiría una
“transformación radical” de la vida como la conocemos en la actualidad”.
¿Sacrificará EE.UU. siquiera un poco de su soberanía y cometerá suicidio
económico para cumplir con un tratado internacional, sea Kioto o cualquier otro
convenio que pueda surgir en el futuro, formulado mayormente por burócratas no
electos, para obtener en el mejor de los casos resultados casi imperceptibles,
basados en teorías dudosas que no harán otra cosa que perjudicar la economía
del país y por ende la del mundo entero? Lo dudamos.
Dióxido de carbono (CO2): un gas esencial, no un contaminante
En lo que al calentamiento global
y el CO2 se refiere, es necesario aclarar que el CO2, como gas de invernadero,
representa sólo el 0,037 por ciento de la atmósfera, y los gases de invernadero
en total ascienden a cerca del 3 por ciento de la atmósfera. El vapor de agua
es el gas de invernadero más abundante en la atmósfera, no el CO2. Ciertamente
los niveles de CO2 en la atmósfera han cambiado por diversas razones. Hay
estudios que señalan que a lo largo de los siglos, los niveles de CO2 han
ascendido o descendido según lo han hecho las temperaturas, no viceversa. El
CO2 no es un contaminante, como los ideólogos ambientalistas quieren hacerle
creer al mundo y como algunos países lamentablemente ya lo clasifican, sino un
gas, como lo es el nitrógeno. El nitrógeno constituye el 80 por ciento de la
atmósfera, sin embargo no podríamos vivir con una atmósfera que fuera el 100
por ciento de nitrógeno. El C02 es de hecho esencial para la vida de nuestro
planeta. El reino vegetal no podría subsistir sin el CO2, y el aumento de este
gas en la atmósfera estimula el desarrollo de las plantas, las cuales a su vez
producen mayor cantidad de oxígeno. “Si el reino vegetal (y los animales
herbívoros) pudieran votar para premiar a alguien, los productores de CO2 sin
duda alguna se llevarían el galardón”, afirma John Christy en Global Warming
and Other Eco-Myths (El calentamiento global y otros mitos ecológicos), Editado
por Ronald Baily. De manera que, hasta la fecha, no existen pruebas científicas
concluyentes de que el CO2 producido por el hombre contribuya de forma
significativa al recalentamiento global.
La prensa liberal y sensacionalista les hace el juego
Los ideólogos ambientalistas, respaldados por la
prensa liberal y sensacionalista que siempre les hace el juego, adicta a la
paralizante e hipócrita corrección política y al alarmismo en la perenne
búsqueda de ratings, no cesan de predicar sus infundadas doctrinas, debido a
que el alarmismo hace noticias, y consigue subsidios y donaciones millonarias,
para realizar estudios sobre el recalentamiento global. De este cuento viven
miles de personas, pues los científicos que se benefician de estos subsidios no
van en modo alguno a contradecir el paradigma u opinión prevaleciente de la
ideología ambientalista, pues se quedarían sin subsidios y por ende sin
sustento de vida. ¿Cuántos científicos de estos en busca de subsidios se
atreverían a redactar una propuesta en la que afirmen que el calentamiento
global es una exageración y que no necesitan el dinero, sobre todo cuando están
compitiendo con otros científicos para obtener “un pedazo del pastel”? Sin
duda, el cambio climático se ha convertido en un gran negocio. Sin embargo, ya
se sabe con casi total certeza cuánto va a cambiar el clima durante el próximo
siglo, y será bastante poco. Pero pronunciar algo así no es noticia
sensacionalista de primera plana, ni consigue subsidios millonarios. Sin
embargo, las continuas décadas de prosperidad, no sólo en EE.UU. sino en gran
parte del mundo, no concuerdan con las predicciones ominosas de los fanáticos
de la ideología ambientalista. Los ecoprofetas alarmistas de la ideología
ambientalista moderna siempre predican destrucción para la humanidad. La
historia del hombre, no obstante, ha echado por tierra todas estas predicciones
cataclísmicas. (Ver mi artículo titulado
Los falsos profetas de la ideología ambientalista.)
Además, los ideólogos
ambientalistas no tienen alternativas en cuanto a substitutos para los hidrocarburos,
pues los molinos de viento, por ejemplo, no son substitutos viables, porque son
muy costosos, ocupan mucho espacio y generar muy poca electricidad, y sólo
cuando el viento sopla. La mayor parte de la energía eléctrica en los Estados
Unidos viene del carbón extraído de minas. Una opción sería, por ejemplo, son
las plantas nucleares. Francia produce el 75 por ciento de su electricidad con
plantas nucleares. Pero aquí, en EE.UU., los ambientalistas recalcitrantes se
oponen a la fabricación de plantas nucleares seguras, que substituirían a las
que queman carbón y petróleo. La energía solar, hasta la fecha, tampoco es un
substituto viable, pues no se ha podido utilizar de forma que pueda reemplazar
la energía eléctrica producida por las plantas eléctricas modernas que queman
carbón, petróleo o gas natural.
La adaptación es la respuesta sensata a
cualquier cambio climático, particularmente si se trata de un aumento
insignificante de temperatura durante un período de cien años. Pero los
ideólogos ambientalistas no contemplan la adaptación ni siquiera como una
opción, pues la misma pondría fin a su modus vivendi y a la posibilidad de
ejercer control político en el mundo.
Aquellos que repiten como loros
esta falsa doctrina de la ideología ambientalista, a saber, que el
calentamiento global es principalmente provocado por el ser humano, hacen bien
en estudiar concienzudamente este asunto, pues las evidencias y los mejores
estudios señalan hacia una fuente distinta del ser humano como causa principal
del calentamiento global. En definitivas, echarle la culpa al hombre del cambio
climático es tan absurdo como tratar de tapar el sol con un dedo. Pero mientras
lo absurdo continúe generando subsidios millonarios y ratings, y además
aproxime cada día más a los ideólogos del movimiento ambientalista a un mayor
control político de las naciones (principalmente de EE.UU.), mediante la
implementación de leyes climáticas draconianas con el pretexto de “salvar al
mundo” del desastre ecológico, con la complicidad de la burocrática,
antiestadounidense, e inservible ONU y su Panel Intergubernamental sobre el
Cambio Climático, que no nos quepa la menor duda de que vamos a tener cantaleta
propagandística a diestra y siniestra por un largo rato.
1.- "El agujero de la capa
de ozono es la causa del cambio climático". A pesar de que ambos problemas
están relacionados con la atmósfera, el cambio climático no lo provoca el
agujero de la capa de ozono. La causa del cambio climático es el efecto
invernadero provocado por la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo,
gas) en las actividades humanas (energía eléctrica, calefacción, aire
acondicionado, transporte, fabricación de envases, etc.)
2.- "El cambio climático no
existe". Un grupo coordinado de 2000 científicos de todo el mundo (llamado
Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC en inglés) lleva
investigando más de 25 años, y afirma que el cambio climático es un hecho y que
debemos tomar medidas para pararlo. Las personas que niegan la existencia del
cambio climático, o bien no tienen los conocimientos necesarios, o bien tienen
intereses para negar su existencia.
3.- "No podemos frenar el
cambio climático". El cambio climático es un problema ambiental global, el
más importante al que se enfrenta la humanidad. Pero que sea un problema tan
grande no significa que no se pueda hacer nada. De hecho, nosotros en nuestra
vida diaria tenemos la oportunidad de evitar la emisión de toneladas de CO2 y
así contribuir a solucionar el problema. Para ello es imprescindible cambiar nuestros
hábitos, tal y como se recomienda en esta web.
Ciertamente, no podemos equiparar
el escape de un automóvil privado a las chimeneas de una gran central térmica.
Sin embargo si tú reduces el consumo eléctrico en tu lugar de trabajo, regulas
el termostato de tu calefacción, utilizas bombillas de bajo consumo, eliges
productos con pocos envases en la compra y reciclas los residuos que generas en
casa, evitarás que esa central térmica tenga que funcionar más horas. Y sobre
todo, la gente de tu entorno verá que es fácil evitar el cambio climático.
4.- "Frenar el cambio
climático supondría empeorar nuestra calidad de vida". Nuestra calidad de
vida se está viendo ya afectada por los efectos de cambio climático. No sólo el
medio ambiente corre peligro sino también las actividades económicas de las que
dependemos como la agricultura, la ganadería, el turismo, etc.
5.- "El Cambio Climático es
algo que sólo afectará en el futuro". Los cambios necesarios para frenar
el cambio climático se pueden planificar con antelación, mientras que las
consecuencias del cambio climático llegan sin avisar y violentamente, como los
huracanes, la sequía, etc. Por tanto, es muy importante entrar en acción ya.
6.- "La energía nuclear es
la solución al cambio climático". Aunque la energía nuclear no produce CO2
en sus procesos, el riesgo de accidentes y la inexistencia de un sistema para
gestionar los residuos nucleares, hacen que no sea una alternativa. Además, el
combustible nuclear también terminará por acabarse (al igual que el petróleo) y
es necesario mucho tiempo y dinero (10-12 años) para construir una central
nuclear. Potenciar la energía nuclear también facilita su uso militar, como la
creación de bombas atómicas.
7.- “El efecto invernadero es un
problema ambiental. ”El efecto invernadero no es un problema ambiental sino un
fenómeno natural que permite que haya una temperatura media de 15ºC en todo el
planeta. Tenemos que saber que sin el efecto invernadero no existiría la vida
tal y como la conocemos. Es el incremento o forzamiento de este efecto
invernadero lo que provoca efectos dañinos en el clima. Las actividades humanas
(generación de electricidad, producción industrial, el consumo en el hogar, el
transporte) incrementan la cantidad de gases de efecto invernadero de la atmósfera.
Estos gases extra provocan un calentamiento global, el cambio climático.
8.- “El Cambio Climático supone
un aumento muy pequeño de la temperatura.”
En el último siglo el cambio
climático ha aumentado las temperaturas aproximadamente:
- entre medio y un grado en todo
el planeta
- un grado en Europa
- un grado y medio en España
Estos cambios de la temperatura
pueden parecernos pequeños, más aún cuando los españoles podemos experimentar
fácilmente variaciones de temperaturas de 20º C, o incluso más, entre un
mediodía caluroso y una noche fría. Sin embargo hay que considerar que desde la
última glaciación, época en la que el hielo cubría la mayor parte de Europa, la
temperatura media global tan sólo ha ascendido entre 3 y 5ºC. Por tanto, pequeñas
variaciones de temperaturas medias pueden traducirse en grandes cambios.
9.- “El Protocolo de Kioto es la
solución al cambio climático.”
No, siempre se consideró que una
reducción del 5% era muy pequeña, los científicos ya hablaban de que habría que
reducir como un 50-60% para mitad de siglo. Pero dado que el 90% de la energía
del mundo es fósil, se consideraba un importante primer paso en la dirección
adecuada al que tendrían que seguir esfuerzos mayores. Los países del 3er mundo
en fuerte desarrollo (China, India, Indonesia, Brasil...) no tienen
obligaciones de reducción con este protocolo, porque ellos no causaron el
problema, pero es esencial que limiten sus emisiones en el futuro. ¿Cómo se les
va a convencer de esto si los países ricos no cumplen Kioto?.
10.- “El Gobierno Central es el
único responsable político que realmente puede evitar el cambio climático.”
Todos los ámbitos de la
administración (central, autonómica y local) tienen competencia en esto, pero
con diferentes niveles de responsabilidad. El mayor es el del Gobierno de la
nación, pero la administración local tiene un papel muy notable. Veamos algunos
ejemplos:
- Ordenanzas de edificación (que
hagan obligatorias la instalación de energía solar, que fomenten el aislamiento
térmico en la construcción renuevas viviendas, etc.).
- Control y reducción del gasto
energético de las instalaciones públicas. Evaluación de las emisiones de CO2
que emite la administración en su ejercicio laboral.
- Ejemplaridad en aislamiento,
prioridad de los parámetros energéticos en edificios nuevos. Todo ello fomenta
la existencia de una red de profesionales a los que podrá acudir el ciudadano.
- Instalaciones de energías
renovables en el municipio: tejados fotovoltaicos y de solar térmica en
edificios del ayuntamiento, favorecer instalación de eólica en terrenos
municipales, etc.
- Medidas fiscales que promuevan
la fotovoltaica en tejados municipales.
- Ordenación urbana sostenible,
eliminando el modelo de dispersión de viviendas monofamiliares.
- Disuasión del tráfico en coche:
carril bici, cierre del centro, más transporte público.
- Agencias locales de la energía
para asesorar/promover inversiones en eficiencia, tanto para la industria local
como para ciudadanos (Por ejemplo: electrodomésticos Clase A).
- Reducir el consumo eléctrico
del alumbrado público, principalmente evitando la sobreiluminación y empleando
farolas que cumplan con un diseño de eficiencia energética.
- Concienciación pública de la
importancia que tiene el ahorro de energía en el hogar, en el transporte y en
nuestro consumo para evitar el problema del cambio climático, y otros como la
contaminación del aire, la destrucción de la naturaleza, etc.
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